Las altas temperaturas del verano pueden afectar a las personas más vulnerables, por ello, los bebés y los niños, son muy sensibles a sufrir daños por estar expuestos a estas temperaturas sin cuidado.
¿Qué es un golpe de calor?
Un golpe de calor ocurre cuando el cuerpo no es capaz de regular su temperatura interna y se sobrecalienta. Un golpe de calor puede ser peligroso y debe ser tratado con seriedad. Los síntomas pueden aparecer rápidamente, y si no se actúa a tiempo, puede derivar en problemas graves. Como decíamos, los niños son los más vulnerables, ya que su sistema para regular la temperatura no es tan eficaz como el de los adultos
¿Qué causa un golpe de calor?
Se produce cuando el organismo genera una cantidad de calor que no es eliminable por los sistemas de refrigeración del propio cuerpo. Esto puede ser debido a que la temperatura ambiente es muy elevada o bien a que los mecanismos de eliminación de calor no funcionan correctamente, aunque lo más habitual es que sea por la combinación de estos tres factores. Como posibles ejemplos, esto puede ser causado por permanecer bajo el sol durante largos períodos, practicar deportes vigorosos en condiciones calurosas o incluso quedarse dentro de un automóvil caliente.
¿Qué síntomas o signos vemos en un golpe de calor?
Algunos de los síntomas o signos que podemos observar son:
Temperatura corporal elevada, con o sin fiebre.
- Piel roja y seca.
- Mareo y confusión.
- Dolor de cabeza.
- Náuseas y vómitos.
- Cansancio extremo o debilidad.
- Calambres musculares.
- Aumento de las pulsaciones o frecuencia cardiaca.
- Problemas para respirar o sensación de falta de aire.
¿Qué hacer ante un golpe de calor?
Si tenemos la sospecha de que un niño ha sufrido un golpe de calor, hay que acudir a un centro de salud o servicio de urgencias más cercano o llamar a la asistencia médica en caso de que no podamos desplazar al niño.
Mientras tanto tenemos que intentar reducir su temperatura corporal siguiendo algunas recomendaciones:
- Llévalo a un lugar fresco y sombreado.
- Quítale la ropa para que el cuerpo se ventile.
- Abanícalo o ventila el lugar para disminuir la temperatura corporal del pequeño.
- Enfría su cuerpo: Usa un paño húmedo en la frente, el cuello y las muñecas, o si es posible, coloca al niño en un baño de agua tibia (¡no fría!) para bajar su temperatura gradualmente.
- Hidrátalo con cuidado: Dale agua fresca, pero no helada. Mejor en pequeños sorbos para evitar náuseas.
¿Cómo prevenir un golpe de calor?
Entre las recomendaciones para evitar un golpe de calor en nuestros pequeños, encontramos:
- Evita la actividad intensa durante las horas centrales del día.
- Usa ropa ligera amplia, a ser posible de algodón, que transpire, y de colores claros.
- Protégelo del sol con crema solar, gafas y gorra y priorizando lugares de sombra, frescos y ventilados.
Refréscalo. Mójale cara, nuca y manos, usa un ventilador o pon el aire acondicionado a una temperatura agradable.
- Evita las comidas abundantes y calientes y prioriza el consumo de alimentos frescos e hidratantes, como pueden ser las frutas, verduras y hortalizas frescas.
- Ofrécele agua con frecuencia anticipándose a la sensación de sed. Si el bebé es amamantado, ofrécele el pecho con más frecuencia.
- Nunca debes dejar a los niños solos en el coche, aunque estén las ventanillas bajadas; bastan 10 minutos a una temperatura ambiente de 25° para que un niño sufra un golpe de calor.
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