La alergia a las proteínas de la leche de vaca (APLV) es la alergia más frecuente en bebés. Muchas veces da unos síntomas claros, y el diagnóstico es fácil. Pero en otras ocasiones, los síntomas son más sutiles y no es tan fácil de detectar. En nuestro blog de hoy os contaremos más sobre esta alergia.
¿Qué es la alergia a las proteínas de leche de vaca?
La alergia a proteína de leche de vaca o APLV, es la alergia alimentaria más frecuente en los lactantes y niños pequeños, afectando a un 2,5% de la población. Es una reacción anormal del sistema inmunológico a la proteína encontrada en la leche de vaca, causando una variedad de síntomas, generalizados o del aparato digestivo, cuando se ingiere o se tiene contacto con ella. Dependiendo de qué tipo de mecanismo inmunológico desencadene esta reacción, los síntomas varían enormemente, así como el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico.
No hay que confundir la APLV con la intolerancia a lactosa. La intolerancia a la lactosa no es una alergia, es una incapacidad para digerir la lactosa, el azúcar natural de la leche.
¿Es muy frecuente este tipo de alergia?
Este tipo de alergia es la alergia alimentaria más frecuente por debajo de los 2 años de edad, y la tercera, por detrás del huevo y el pescado, si tenemos en cuenta todas las edades.
Por suerte, en la mayoría de los niños con APLV, ésta desaparece con la edad.
¿Qué tipos de alergia a las proteínas de la leche de vaca existen?
Existen dos mecanismos por los que un niño puede tener alergia a las proteínas de leche de vaca: ‘mediadas por IgE’ o ‘no mediadas por IgE’
- APLV IgE mediado: en este tipo se produce siempre una reacción inmediata o en menos de 2 horas tras la ingesta de leche como consecuencia de una activación anómala del sistema inmune, a través de la producción anómala de un tipo específico de inmunoglobulinas, en este caso de tipo E (IgE), contra las proteínas de la leche.
- APLV IgE no mediado: no está mediado anticuerpos IgE. Los síntomas pueden aparecer varias horas o días después de tomar la leche, y tardan más tiempo en desaparecer.
¿Cuáles son los síntomas de la alergia a la proteína de leche de vaca?
En función del mecanismo que cause la alergia tendremos diferente sintomatología:
APLV IgE mediada: El espectro de síntomas que pueden aparecer van desde reacciones leves, como una simple urticaria, hasta reacciones muy graves, como es el caso de un cuadro de anafilaxia (dificultad para respirar, tos seca, hinchazón de lengua, ronquera, desvanecimiento, palidez, labios o piel azulada, pulso débil y agotamiento). También pueden aparecer síntomas digestivos, tales como vómitos o diarrea durante la primera hora después de la toma. En ocasiones, la única manifestación es el rechazo insistente del biberón.
APLV IgE no mediada: Los síntomas pueden ser muy variados y de diferente intensidad, aunque en general ocasiona alteraciones exclusivas del aparato digestivo, como pueden ser regurgitaciones/vómitos tras las tomas, irritabilidad tras la ingesta, distensión abdominal, escasa ganancia ponderal, rechazo de las tomas, deposiciones con mucho moco o deposiciones con sangre.
¿Cómo se diagnostica?
La alergia a la leche de vaca mediada por IgE se diagnostica mediante la detección de la inmunoglobulina E específica a leche y sus proteínas, con pruebas cutáneas o análisis de sangre.
Para el diagnóstico de la alergia no mediada por IgE no sirven las pruebas mencionadas. La forma de diagnosticar este tipo de alergia es a través de la clínica, es decir observando que los síntomas desaparecen tras la retirada completa de la leche, pero que vuelven a reaparecer tras la reintroducción de la misma.
¿Qué debo hacer?
En el caso de que el niño tenga algún síntoma como los indicados hay que suspender las tomas de leche y lácteos procedentes de vaca o cualquier otro mamífero y consultar a su pediatra, quien valorará con qué sustituir la leche de vaca y si debe derivar al niño a otro especialista.
Lo que NO hay que hacer es que, si os parece que a vuestro bebé «le sienta mal» la leche, no empecéis a hacer cambios de leche por vuestra cuenta, siempre comentadlo con su pediatra.
¿Qué tratamiento necesita?
El tratamiento fundamental es la exclusión de la dieta de la leche y sus derivados (queso, yogur, etc.). Tampoco se pueden ingerir productos que puedan contener trazas o proteínas de leche, por lo que se debe prestar atención rigurosa al etiquetado de los alimentos. La contaminación cruzada también puede ocurrir fácilmente. Es necesario asegurarse de usar distintos utensilios o recipientes después de haber tocado algún producto lácteo.
Si el bebé toma lactancia materna, se elimina de la alimentación de la madre la leche de vaca y derivados.
En el bebé que toma leche artificial, se le da una leche «especial»: una fórmula hidrolizada. Esta es una leche en la que se han descompuesto las proteínas en fragmentos más pequeños para que no produzcan alergia.
Hay que tener en cuenta que estos niños tampoco toleran la leche ni los productos lácteos derivados de otros mamíferos, como la cabra o la oveja. En cambio, salvo algunas excepciones, suelen tolerar la carne de vaca o ternera.
¿Cómo evoluciona la alergia a la leche?
La alergia a la leche en los niños suele desaparecer después de un periodo variable de tiempo con dieta de exclusión. Tu pediatra o digestivo pediátrico valorará periódicamente si el niño ha superado la alergia a la leche tras la reintroducción de ésta.
La mayoría llega a tolerarla antes de los 5 años (un 50% al año de edad y hasta un 75% a los 3 años de edad), pero, aproximadamente un 15 % de los niños alérgicos a la leche mantienen la alergia. Estos niños tienen riesgo de reacción anafiláctica grave por ingestión de pequeñas cantidades de leche como alérgeno oculto (bollería, snacks, salsas). En estos casos, en los últimos años se ha abordado el tratamiento activo de la alergia a la leche mediante la inmunoterapia oral o desensibilización oral con leche, en la cual se van administrando pequeñas cantidades de leche para que el niño pueda tolerar trazas y pequeñas cantidades con el objetivo de evitar reacciones alérgicas graves ante la ingestión accidental de algún alérgeno oculto.
Comentarios recientes