¿Qué es el estrabismo?

El estrabismo consiste en una mala alineación intermitente o constante de un ojo. Como consecuencia, ambos ojos no son capaces de mirar simultáneamente a un objeto, afectando a la visión, siendo la principal causa de ojo vago en el niño mayor de un año.

El estrabismo se presenta en aproximadamente el 3% de los niños. Si se deja sin tratamiento, alrededor del 50% de los niños con estrabismo tienen alguna pérdida de agudeza visual.

¿Qué consecuencias produce?

En el niño pequeño, la persistencia de esta situación provoca a menudo que, para evitar ver doble, uno de los ojos vaya perdiendo gradualmente capacidad de visión y se convierta así en un «ojo vago» o ambliope, debido a que su cerebro suprime la imagen del ojo desviado para evitar la confusión y la visión doble. Si no se trata, el estrabismo puede provocar la pérdida de visión permanente.

Los niños mayores pueden tener visión doble o torsión o espasmo del cuello (tortícolis) para compensar los ojos desalineados.

¿Qué produce el estrabismo?

El estrabismo puede aparecer en los primeros meses de vida o más tarde en la infancia, dependiendo de su causa.

En niños de menos de 6 meses de edad, los factores de riesgo para el estrabismo incluyen antecedentes familiares de estrabismo, trastornos genéticos, exposición prenatal a drogas, prematuridad, defectos oculares congénitos y parálisis cerebral.

No obstante, es normal que un recién nacido o un bebé de pocos meses (hasta los 6 meses aproximadamente) tuerza los ojos hacia adentro (se ponga bizco) de vez en cuando, sin que eso signifique nada malo.

En niños de 6 meses de edad o más, las causas más frecuentes se deben, por un lado, al mal funcionamiento de los músculos que mueven los ojos, de forma que unos «tiran» más que otros, y por otro, a defectos de refracción (miopía o hipermetropía más frecuentemente).

Otras causas menos frecuentes incluyen retinoblastoma y afecciones neurológicas como parálisis cerebral, espina bífida, debilidad de los nervios craneales, etc.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se basa en la exploración del ojo. La mejor forma de detectar un estrabismo es mirar de frente a los ojos del niño, mientras él dirige su mirada a los nuestros.

El niño debe ser sometido a una revisión ocular de forma periódica para medir su agudeza visual y descartar la presencia de estrabismo, comenzando a los pocos meses de edad. Para examinar a un lactante, el médico le ilumina los ojos para ver si la luz se refleja desde el mismo lugar en cada pupila.

Los niños mayores son examinados de forma exhaustiva. Se les puede pedir que reconozcan objetos o letras con un ojo tapado y que realicen las pruebas para evaluar la alineación de los ojos. Todos los niños con estrabismo o con sospecha de éste, deben ser examinados por un oftalmólogo.

¿Cuándo debo consultar al pediatra?

Si observas que tu bebé mantiene de forma habitual los ojos torcidos, coménteselo a su pediatra. Es frecuente, durante los primeros años de vida, que los padres aprecien un estrabismo, tan solo aparente, en los niños con ojos achinados, que es debido a la forma de los párpados (epicanto) y que no tiene ninguna trascendencia.

Otros signos de alerta, aparte de la falta de paralelismo de la mirada, pueden ser las posturas raras de la cabeza al mirar a los objetos y, en un niño mayor de 6 meses, la aparición brusca de un estrabismo. En estos casos debe consultar lo antes posible a su pediatra.

Además, debéis saber que hay una cierta predisposición familiar a padecer esta anomalía, por lo que en estos casos hay que estar más pendientes.

¿Cómo se trata?

El estrabismo se trata de forma diferente según sea su causa, aunque con frecuencia los tratamientos son combinados:

  • Corrección de un defecto de refracción mediante gafas.
  • Oclusión del ojo «bueno» con parches para forzar al «vago» a trabajar.
  • Inyección de toxina botulínica, que relaja la musculatura ocular y favorece que el ojo estrábico «vuelva a su sitio».
  • Intervención quirúrgica sobre los músculos externos del ojo, tanto para alargarlos como para acortarlos.

El tratamiento está dirigido en primer lugar a igualar la visión, es decir, a la corrección de la ambliopía (pérdida de visión), mediante la corrección de la refracción con gafas y/o mediante parche ocular para forzar al ojo débil a trabajar. Entonces, cuando la visión se ha corregido lo mejor posible, los médicos pueden practicar una intervención quirúrgica para alinear los ojos si persiste el estrabismo.

¿Cuál es su pronóstico/evolución?

El estrabismo no debe ignorarse ni considerar que es algo que se superará con el tiempo. Si se produce ambliopía y no se trata con prontitud, puede producirse una pérdida de visión permanente.

La detección precoz del estrabismo es fundamental para que su tratamiento sea eficaz, de forma que éste debe iniciarse idealmente antes de los 6 años y en algunos casos mucho más tempranamente. Al tratar se persigue evitar la pérdida de visión (ambliopía), recuperar la visión binocular y mejorar también el aspecto estético.

El tratamiento en niños mayores de esta edad puede llevar a una mejoría, pero, una vez que el sistema visual ha madurado (de forma característica a los 8 años), la respuesta al tratamiento es mínima.

Como prevención, todos los niños en edad preescolar deben ser sometidos a revisiones oculares periódicas.

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