¿Qué es la bronquiolitis?
La bronquiolitis es una infección de las vías respiratorias. Ocurre cuando unas vías diminutas llamadas «bronquiolos» se infectan con un virus. Se inflaman y se llenan de mucosidades, lo que dificulta la respiración.
La bronquiolitis es más frecuente durante los meses de invierno. Aunque la mayoría de los casos se pueden tratar en casa, debes estar atento a los signos de alarma para volver a consultar.
¿Qué causa la bronquiolitis?
El 70-80% de las bronquiolitis están causadas por el virus respiratorio sincitial (VRS) aunque también pueden estar causadas por otros virus como: rhinovirus, bocavirus, adenovirus, metapneumovirus y con menos frecuencia parainfluenza y virus de la gripe. El 75% de los lactantes en su primer año de vida suele haber contraído este virus, siendo más frecuente entre los 2 y los 3 meses de edad.
La epidemia es típicamente estacional durante el invierno, siendo la máxima incidencia entre los meses de noviembre y febrero.
¿Qué síntomas podremos observar?
Los síntomas iniciales de la bronquiolitis suelen ser congestión nasal, presencia de tos, catarro y febrícula o fiebre. Estos signos iniciales son los mismos que se dan en un resfriado común, por lo que es común que en sus inicios puedan confundirse.
Sin embargo, en el caso de la bronquiolitis al cabo de unos días se suele desarrollar más tos, ahogo y aparición de tiraje (uso de musculatura accesoria para respirar, como os solemos decir, se le marcan las costillas al respirar), respiración más rápida de lo habitual y, en ocasiones, la emisión de ruidos similares a un silbido al respirar (sibilancias o “pitos”).
¿Cuáles con los síntomas de alarma o por los que se debe consultar?
Siempre hay que acudir al pediatra para ser valorado con la mayor brevedad posible si presentan los siguientes signos de empeoramiento:
- Dificultad para respirar: tiene una respiración rápida y superficial y su abdomen se le mueve hacia arriba y hacia abajo muy rápidamente, se le marcan las costillas al respirar, pitos o quejido al respirar.
- Pausas de apnea (es decir, el niño deja de respirar durante algunos segundos).
- Está muy inquieto o muy irritable y no lo puede consolar.
- Rechazo del alimento y/o señales de deshidratación como boca seca, llanto sin lágrimas y disminución en la cantidad de orina.
- Mal color o aspecto general, decaimiento.
¿Cuál es el tratamiento indicado?
Se basa fundamentalmente en medidas de soporte, es decir, para aliviar los síntomas que tenga nuestro pequeño. No se deben utilizar antibióticos de forma rutinaria ya que los principales responsables son virus. Solo se recomienda valorar su uso en los pacientes que presentan signos clínicos de gravedad y/o alteraciones en la analítica sanguínea que muestre indicios de coinfección o sobreinfección bacteriana.
En los casos leves, las medidas de control en el domicilio son:
- Lavados nasales con suero fisiológico y aspiración, sobre todo antes de las tomas y de dormir, para desobstruir las vías respiratorias.
- Mantener con una postura semiincorporado.
- Evitar irritantes ambientales como el humo del tabaco.
- Asegurar que toma líquidos por boca: si no los tolera, ofrecerle pequeñas cantidades frecuentemente.
- Si tiene cierta dificultad para comer, se recomienda fraccionar las tomas, es decir, tomas más cortitas pero más frecuentes.
- Vigilar posibles signos de empeoramiento o alarma antes mencionados.
- Controlar la temperatura y administrar antitérmicos si es necesario (si malestar o fiebre de >38º). Mientras hacen efecto los antitérmicos podemos también dar un baño de agua templada para descenso de la temperatura. No hay que empeñarse en bajar hasta 36º la temperatura ya que el proceso viral es normal que eleve la temperatura corporal, lo que hay que buscar es el confort de nuestro pequeño.
- Procurar un ambiente tranquilo: no molestar al lactante con maniobras bruscas, en la medida de lo posible, ponerle ropa cómoda y amplia, evitando el excesivo arropamiento.
- Según la evolución, se recomienda control por su pediatra a las 24-48 h para realizar un seguimiento estrecho.
¿Cómo puedo prevenirlo?
Para evitar el desarrollo de esta infección las recomendaciones establecidas son las mismas que las sugeridas para la transmisión de cualquier otro virus. Entre las medidas preventivas más efectivas destacan:
- Desinfección de superficies u objetos. En el caso de estos últimos, evitar compartirlos.
- Cubrirse la boca al toser o estornudar con un pañuelo o el codo.
- Lavarse las manos con frecuencia.
- Evitar la exposición al humo de tabaco y ambientes cargados.
- Limitar el número de visitas, especialmente en aquellos niños más pequeños y prematuros.
- Evitar el contacto con personas con síntomas respiratorios y evitar los ambientes con alto riesgo de contagio.
- Evitar acudir a la guardería hasta resolución de los síntomas para evitar el contagio a otros niños.
Imnunización frente a la bronquiolitis
Siempre hemos hablado de las medidas anteriores para su prevención, pero desde el año pasado contamos con NISERVIMAB, un anticuerpo monoclonal que ofrece protección y prevención del virus respiratorio sincitial y que puede ser administrado desde el nacimiento.
Esta indicado para su uso en neonatos y lactantes durante su primera temporada del VRS y, además, en niños de hasta 24 meses de edad de riesgo para enfermedad grave en su segunda temporada de VRS, que puede incluir, entre otros, niños con enfermedad pulmonar crónica del prematuro, cardiopatía congénita hemodinámicamente significativa, estados inmunocomprometidos, síndrome de Down, fibrosis quística, enfermedad neuromuscular o anomalías congénitas de las vías respiratorias. Se administra mediante una única inyección intramuscular antes del inicio de la temporada en lactantes o en el momento del nacimiento en el caso de los nacidos durante la temporada de VRS.
En España, nirsevimab se administró en la temporada 2023-2024 con muy buena respuesta por lo que a día de hoy esta recomendada por la mayoría de sociedades de pediatría y neonatología.
Durante esta temporada 2024-2025, se recomienda la administración de nirsevimab a los menores de 6 meses nacidos entre el 1 abril de 2024 y el 31 de marzo de 2025. La campaña comenzará en septiembre-octubre de 2024, según cada comunidad autónoma. En septiembre-octubre, además, se inmunizará también a los nacidos entre el 1 de abril y el 30 de septiembre de 2024.
Si tienes cualquier duda, no dudes en contactar con tu pediatra e infórmate si a tu bebé le corresponde recibir dicha inmunización.
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