El asma es la enfermedad crónica más frecuente en la infancia. Se caracteriza por el cierre brusco de los bronquios, lo que dificulta la expulsión de aire de los pulmones con la consiguiente dificultad respiratoria y la aparición de pitos.
Evoluciona en ataques. Al comienzo, entre los ataques, el paciente no tiene síntomas y las pruebas de función pulmonar son normales. Puede aparecer en niños pequeños o en la edad adulta. Muchos niños mejoran con la edad desapareciendo los síntomas, mientras que, en otros, persistirá en la vida adulta. Aunque es una enfermedad que puede durar toda la vida, su control adecuado permite practicar ejercicio físico y llevar una vida activa y sana.
Causas del asma en niños
Existen una serie de factores genéticos y ambientales que pueden predisponer a la aparición del asma. La atopia es un claro factor predisponente. Una gran cantidad de niños con asma presentan rinitis alérgica o dermatitis atópica. Algunas situaciones que pueden desencadenar un ataque de asma son:
- Contacto con alérgenos (polen, ácaros del polvo, pelo de animales, polución atmosférica, humo del tabaco, etc.).
- Infecciones respiratorias, sobre todo las causadas por virus como la gripe (por ello es recomendable que niños asmáticos se vacunen cada año de la gripe).
- Ejercicio, especialmente si el aire es frío y seco.
- Cambios hormonales, como al comienzo de la menstruación en las niñas.
- En niños en los que se conoce la causa del asma, será fundamental para su prevención, evitar contacto con estos desencadenantes.
- Además, sabemos que existe una cierta predisposición familiar, es decir, los hijos de padres con asma tienen asma con más frecuencia, aunque no se trata de una enfermedad hereditaria.
¿Qué síntomas puede producir el asma en niños?
En los niños el asma se caracteriza por ataques, generalmente bruscos, de dificultad respiratoria asociada a pitos, tos y sensación de opresión en el pecho. No suelen cursar con fiebre, aunque a veces sí puede existir si se asocia a una infección respiratoria o a otras enfermedades. Si el ataque progresa podrá observarse movimiento de los músculos hacia adentro entre las costillas, agitación, sudoración, y en fases más avanzadas coloración azulada de la piel o incapacidad para hablar. En muchas ocasiones no son ataques tan bruscos, sino una situación mantenida de forma crónica consistente en tos de predominio nocturno, al ejercicio o a primeras horas de la mañana, ruidos respiratorios y cierta dificultad respiratoria.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad?
El diagnóstico de asma implica:
- Diagnóstico clínico. Al auscultar al niño se escuchan pitos y dificultad para echar el aire.
- Diagnóstico funcional. La prueba más determinante para demostrar la obstrucción al paso del aire es la espirometría, que muestra un descenso de la cantidad de aire que se puede expulsar y que mejora tras dar un broncodilatador inhalado. Esta prueba tiene el inconveniente de que requiere la colaboración del niño y por tanto se realiza en niños mayores de 6 años. Otra prueba que se puede realizar es soplar en un tubo (conocido como Peak Flow) y determinar la tasa de flujo espiratorio máximo. Se puede realizar en niños asmáticos cada cierto tiempo para ver si están comenzando con un ataque agudo. También requiere colaboración del niño por lo que no puede realizarse en menores de 5 años. En los niños más pequeños que no pueden realizar la prueba de la espirometría ni la del flujo espiratorio máximo, puede ayudar para el diagnóstico el observar cómo cambian los síntomas tras la administración de una medicación de prueba. Otras pruebas como la radiografía del tórax suele ser normal.
- Diagnóstico causal. En muchos pacientes se realizan pruebas cutáneas y de provocación para valorar las sustancias (alérgenos) que pueden desencadenar un ataque de asma.
Tipos de asma en niños
Podemos clasificarlo según el origen de la enfermedad encontrando 2 tipos:
- Asma extrínseco o alérgico. Engloba todos aquellos casos en los que se demuestra una causa externa que lo favorece o desencadena. El asma extrínseco supone aproximadamente el 70-85% de los casos de asma. Incluye el asma por inhalantes (pólenes, ácaros, animales, hongos y agentes ocupacionales) y las crisis de asma por alimentos, medicamentos e insectos.
- Asma intrínseco. Recoge el resto de los casos en los que no es posible identificar una causa alérgica. El asma puede también clasificarse según la frecuencia e intensidad de sus síntomas lo que nos ayudará a indicar el mejor tratamiento. Podremos diferenciar entre asma leve, moderado o grave. La clasificación la haremos en función de la frecuencia de las crisis, si estas crisis son graves o no y cómo responden al tratamiento, si los ataques de asma interrumpen el sueño, si entre un ataque de asma y otro (periodo de intercrisis) el niño esta sin síntomas o por el contrario si tiene síntomas (tos seca y pitos continuos, mala tolerancia al ejercicio físico, etc), según también los valores de espirometría y respuesta a la broncodilatación. Con todo ello podremos valorar si el niño necesita un tratamiento de base o no y cual o cuales son mas adecuados en su caso.
¿Cuál es el tratamiento del asma en niños?
El asma no se cura. El tratamiento va dirigido a:
- Controlar y prevenir la inflamación de las vías aéreas.
- Disminuir la frecuencia, gravedad y duración de los ataques de asma.
- Tratar los ataques cuando ocurran
- El tratamiento del asma se sostiene sobre tres medidas fundamentales:
1. Control medioambiental
Es decir, evitar los desencadenantes, así como irritantes del ambiente. Si es posible, es importante saber qué factores empeoran el asma de cada niño y evitarlos. Además, se debe procurar evitar la exposición de los niños a las sustancias del aire como son la polución, el humo del tabaco (recalcamos: NADIE DEBE FUMAR EN UNA CASA NI CERCA DE UN NIÑO CON ASMA), ácaros del polvo (reduce peluches, alfombras o lávalos muy a menudo).
2. Medicación.
En general se necesitan dos tipos de medicación: o Medicamentos de control a largo plazo. Se utilizan para prevenir un ataque de asma. Se toman todos los días, incluso cuando el
niño no tiene ataques. El tratamiento más eficaz para reducir la inflamación de las vías aéreas y evitar la aparición de ataques de asma es la administración de corticoides inhalados. En pacientes
concretos puede existir indicación de asociar otros tratamientos como antileucotrienos (montelukast), broncodilatadores de acción prolongada, cromoglicato de sodio, corticoides por vía
oral, etc.
Medicamentos de alivio rápido de un ataque agudo de asma.
Se utilizan para controlar los síntomas ante un ataque agudo y como prevención antes de la exposición a alergenos o al ejercicio. Se suelen dar broncodilatadores inhalados de acción rápida, bien agonistas beta2 tipo salbutamol (ventolin®), salmeterol, etc. o anti-colinérgicos, tipo bromuro de ipratropio. El empleo excesivamente frecuente de estos medicamentos indica un mal control del asma por lo que se debe de consultar con tu pediatra.
3. Educación del paciente y familias.
Es fundamental que las familias conozcan desde el diagnóstico las características básicas de la enfermedad, medidas de control ambiental, reconocer síntomas o signos de un ataque de asma, así como qué medicamentos usar en cada caso y conocer la forma correcta de administración mediante el uso de un espaciador o cámara de inhalación y en algunos casos la nebulización. También es recomendable tener y saber utilizar un aparato que se llama espirómetro o peak flow. Es un dispositivo muy sencillo que los padres o el niño pueden usar en casa para valorar si se va a presentar un ataque antes de que aparezca cualquier síntoma.
¿Cuándo debo acudir al pediatra si mi niño está diagnosticado de asma?
Es recomendable acudir a tu pediatra en las siguientes circunstancias:
- Si el niño tiene síntomas de un ataque agudo de asma (tos continua, dificultad para respirar).
- Después de haber necesitado acudir a la urgencia de un hospital para revisión y control del tratamiento.
- Cuando el flujo máximo espiratorio medido con el espirómetro ha comenzado a bajar.
- Cuando los síntomas son más frecuentes y más intensos y el niño está siguiendo de forma adecuada el tratamiento para el asma.
- Además, es recomendable realizar con tu pediatra un seguimiento regular de la enfermedad: las visitas a tu pediatra deben realizarse no solo cuando los niños estén enfermos sino también cuando estén sanos. Esto permitirá que tu pediatra pueda revisar el cumplimiento del tratamiento y de las medidas de control, y determinar si es necesario ajustar las dosis de los medicamentos.
¿Cuándo debo acudir a urgencias?
Los síntomas para acudir a un servicio de urgencias deben ser:
- Tos continua que no cede. Tos continua en la noche.
- Dificultad respiratoria, que podéis observar cómo respiración acelerada, si se marcan las costillas al respirar.
- Coloración azulada de labios y cara.
- Ansiedad intensa debido a la dificultad para respirar o sensación de presión en el pecho referida por los niños mas mayores.
- Pulso rápido.
- Sudoración.
- En casos más graves: Disminución del nivel de conciencia, como somnolencia o confusión.
Y ante cualquier duda, consulta con tu pediatra.
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