¿Qué es el tabaquismo pasivo?
El tabaquismo pasivo es una mezcla de lo siguiente:
- Respirar el humo que proviene del extremo encendido de un cigarrillo, cigarro o pipa.
- Respirar el humo que el fumador exhala.
Las personas que están en ambientes donde hay humo, están inhalando las sustancias tóxicas y altamente perjudiciales para la salud que se liberan al aire a partir del tabaco. Cuando los no fumadores inhalan estos tipos de humo, pueden tener problemas de salud. De hecho, es casi tan peligroso como ser fumador, especialmente para las mujeres embarazadas y los niños.
¿Por qué supone un riesgo?
El humo del tabaquismo pasivo contiene más de 7000 sustancias químicas, muchas de las cuales pueden provocar cáncer o enfermedad cardíaca.
Se calcula que la exposición a la que están sometidos los niños cuyos padres fuman en su presencia equivale al consumo de 4-10 cigarrillos/día, lo que equivaldría a 60-150 cigarrillos al año. El problema se agrava si fuman ambos padres. Hay que tener además en cuenta, que los niños son más vulnerables al humo del tabaco porque su cuerpo está desarrollándose.
Prevalencia del tabaquismo pasivo
Cerca del 40 % de los niños está expuesto habitualmente al humo del tabaco en sus hogares siendo responsable de una de cada 10 muertes relacionadas con el tabaco.
¿Cuáles son los riesgos del tabaquismo pasivo?
En los niños, inhalar el humo los fumadores que lo rodean puede provocar una mayor probabilidad de padecer lo siguiente:
- Infecciones de oído (otitis).
- Infecciones pulmonares (como neumonía).
- Crisis asmáticas (más graves y más frecuentes), bronquitis.
- Resfriados y toses frecuentes.
- Caries.
Además, es posible que a los niños fumadores pasivos también les ocurra lo siguiente:
- Perder más días de clases ya que tardan más en recuperarse.
- Tener dificultades para alcanzar un buen rendimiento deportivo o mantenerse físicamente activos.
Respecto a los adolescentes, diversos estudios han puesto de manifiesto que los adolescentes consumidores de tabaco tienen mayor probabilidad también de consumir alcohol y de incurrir, incluso, en conductas sexuales de riesgo.
En bebés, es importante comentar que el tabaquismo pasivo también está ligado al síndrome de muerte súbita del lactante.
Y durante el embarazo, el humo de tabaco es especialmente dañino. El feto es el fumador involuntario más joven. Aumenta el riesgo de aborto, nacimiento prematuro o de bajo peso al nacer, lo que aumenta el riesgo de muerte al nacer. Además, da lugar a mayor probabilidad y frecuencia de infecciones respiratorias pulmonares durante los dos primeros años de vida.
¿Y cuáles son los riesgos a largo plazo?
Con el paso del tiempo, los niños que estuvieron expuestos al tabaquismo pasivo pueden estar en riesgo de:
- Pérdida de la audición.
- Enfermedades respiratorias agudas y síntomas respiratorios crónicos.
- Asma y agravamiento de los síntomas asmáticos.
- Mayor riesgo de cáncer de pulmón y de otros tipos. El riesgo de padecer un cáncer de pulmón por tabaquismo pasivo es un 20 % mayor en las mujeres y un 35 % en los hombres en comparación con no haber estado expuesto a este humo.
- Accidentes cerebro-vasculares.
- Aumento de enfermedades cardíacas, infarto de miocardio, angina de pecho. Los fumadores pasivos tienen un riesgo entre 25 % y 35 % veces mayor de sufrir un infarto de miocardio.
- Huesos débiles.
Además, los niños que crecen en una casa en la que los padres fuman tienen más probabilidades de convertirse en fumadores.
¿De qué manera podemos los padres proteger a los niños del tabaquismo pasivo?
Los niños son los más perjudicados por el humo del tabaco, ya que no pueden evitar, de forma voluntaria, la exposición al mismo.
Además, no hay ningún nivel seguro de exposición, ni ningún dispositivo que elimine el humo de tabaco, ni sus productos tóxicos, del ambiente. Incluso la exposición breve y ocasional puede afectar al cuerpo.
Por tanto, para que el niño no sea fumador pasivo es aconsejable:
- Evitar siempre y en cualquier circunstancia, estar expuesto al humo de tabaco en casa, en el coche, en casas de familiares y amigos y en cualquier lugar público.
- Siempre que se pueda, escoger ambientes libres de humo. Si un adulto todavía fuma, debe hacerlo siempre fuera de casa o de cualquier lugar cerrado.
- No permitas fumar dentro de la casa. Las sustancias del humo ambiental del tabaco permanecen suspendidas en el ambiente y permanecen muchos días, o incluso semanas. Ventilar abriendo puertas y ventanas no es suficiente para eliminarlas así como tampoco el uso de filtros o purificadores de aire. Al ventilar, el humo y el olor se van, pero las sustancias quedan en suspensión pegadas a tapicerías, muebles, alfombras, etc. Por lo tanto, si una persona fuma sola en una habitación, otras personas inhalarán dichas sustancias posteriormente.
- Si se fuma en un balcón, se debe cerrar completamente la puerta de acceso a la vivienda. Esto protegerá a los demás y al propio fumador de las consecuencias del tabaquismo pasivo.
- Además, el humo se impregna en la ropa, pelo, etc. Si han fumado, los fumadores se deben lavar las manos y cambiar la ropa antes de alzar o abrazar a un niño.
- No permitas fumar en un automóvil.Exhalar el humo a través de la ventanilla no reduce prácticamente en nada la exposición al humo.
En resumen, solo un entorno libre del humo del tabaco al 100% puede proteger a las familias y especialmente a los niños, de los graves problemas que causa el aire contaminado por el humo de tabaco.
Por tanto, papás y mamás si fumáis, intentad dejar el hábito. Si hay otros fumadores en la familia, ofrézcales apoyo para ayudarlos a abandonar el hábito. Dejar de fumar no es sencillo, porque la nicotina es muy adictiva. Pero hay muchos grupos de apoyo y programas para liberarse del tabaco que pueden ayudar a dejarlo y desde aquí os animamos a intentarlo, por vuestra salud y por las personas que os rodean, especialmente vuestros hijos/as.
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