El desarrollo psicomotor es la consecuencia de las múltiples transformaciones neurobiológicas que experimenta el niño desde la concepción hasta la vida adulta y que por tanto a afectan a su desarrollo físico, motor, psíquico, social y del lenguaje.

desarrollo psicomotor

El desarrollo psicomotor de todo niño o niña es un proceso progresivo, dominado por el fenómeno de la maduración. Es un proceso integral, en el que es difícil separar la parte física de la psíquica. A diferencia de los adultos, el cerebro de los niños va madurando progresivamente durante los primeros años de la vida, lo cual le confiere una cierta capacidad de reorganización tras una agresión y compensar parte del defecto originado (plasticidad cerebral).

Esta particularidad propia de la infancia nos obliga a detectar precozmente los signos de alarma de disfunción
cerebral e iniciar lo antes posible el tratamiento pertinente según su déficit: atención temprana y estimulación precoz en el retraso psicomotor; fisioterapia y rehabilitación motriz en la parálisis cerebral ( afectación motora que a veces requiere apoyo psicológico); métodos cognitivos-conductuales en el trastorno del espectro autista y/o logopedia en los trastornos específicos del lenguaje.

desarrollo psicomotorCada niño tiene un ritmo madurativo propio y una determinada personalidad, por ello los tiempos del desarrollo psicomotor varían. Por ello, debemos tener en cuenta que determinados hitos de desarrollo pueden tener una cierta variación sin necesidad de ser considerados como patológico. Por ejemplo, el desarrollo de la marcha cuya adquisición oscila entre los 11 y los 18 meses, y su evolución más lenta no debe ser considerada por sí misma como algo patológico si no se acompaña de ninguna otra alteración (hipotonía, aumento del tono muscular, parálisis…etc.).

 

 

El desarrollo sigue una progresión en escalera, es decir, para alcanzar un hito madurativo es preciso haber adquirido el anterior. Por ejemplo, para adquirir la bipedestación es preciso haber adquirido antes la sedestación. El retraso psicomotor supone que los hitos del desarrollo del niño no se están alcanzando como correspondería a su edad o se encuentran alterados.

Este retraso se puede hacer visible en alguna habilidad específica, (cognitivas, psicológicas, sociales, motrices, comunicativas, de lenguaje…) o en todas ellas a la vez. Los signos de alarma en el desarrollo psicomotor son un retraso significativo en el tiempo en la aparición de habilidades que se presuponen que el niño debe adquirir conforme va avanzando su desarrollo.

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Es muy importante tener en cuenta que nos referimos a signos de alarma y no implican siempre trastornos neurológicos. En el caso de identificar alguno, debemos consultar con el pediatra para consultarle nuestras dudas y que sea él, el que valore la necesidad de derivación al especialista.

Estos hitos solo son una guía y no deben considerarse de manera estricta puesto que el desarrollo varía entre los niños y la aparición de un solo signo de alarma no condiciona patología.

Signos de alerta en el desarrollo psicomotor:

3 meses

 No presenta sonrisa afectiva-social
 Ausencia de seguimiento ocular. No fija la mirada
 No mantiene ni posee control de los movimientos de su cabeza
 Persistencia de hipertonía marcada
 Tumbado boca abajo no levanta la cabeza
 Irritabilidad constante

desarrollo psicomotor
6 meses

 Poco tono muscular en el cuello y tronco
 Aumento del tono muscular en los miembros
 Mano cerrada sobre el pulgar (puño cerrado persistentemente)

 Persistencia de los reflejos arcaicos (sobresalto con apertura de brazos y contracción tronco con estímulos, espontáneamente…etc.)
 No cogen cosas de manera involuntaria
 Disminución o asimetría en la movilidad de los miembros…etc.
 Ausencia de sedestación con apoyos
 Coge cosas sin mirar el objeto ni mostrar interés
 Mantiene mirada esquiva o falta de fijación
 No gorjea
 Llanto inmotivado

9 meses

 Aumento marcado del tono muscular en los miembros (que los padres definen como muy “rígido”)
 Disminución del tono muscular en tronco (se doblan como hojas cuando los sientas, por ejemplo)
 No cogen y manipulan bien los objetos con ambas manos.
 No se sientan solos
 No ponen los brazos cuando caen hacia delante o para darse estabilidad cuando están sentados y se desequilibran.
 Ausencia de balbuceo
 Indiferencia ante los padres
 No echa los brazos a la madre
 No extraña
 Estereotipias (movimientos estereotipados de cualquier tipo)

desarrollo psicomotor

12 meses 

 No se pone en pie con apoyos
 Ausencia de interés por el medio que les rodea

 Ausencia de gestos o intención comunicativa.
 Presencia de movimientos involuntarios, anormales, repetitivos…etc
 No señala con intención de pedir o compartir
 No comparte la atención ni muestra interés por los demás
 Reacciones emocionales inapropiadas
 No interés por los juguetes ofrecidos

18 meses

desarrollo psicomotor
 No caminan más o menos solos
 No dicen ninguna palabra ni usan su propia “jerga”
 No comprende órdenes simples (ej: ven)
 No juego funcional (rodar un coche, apilar cubos…)
 No se interesa por los niños de su edad
 No tiene reciprocidad emocional

 Ausencia de cualquier tipo de lenguaje expresivo (verbal/no verbal) y/o alteración del lenguaje comprensivo
 Ecolalias (Repetición o eco de palabras o sonidos)
 No juego de ficción (usar como teléfono algo que se parece…etc) 24 meses
 No sube/baja escaleras solo
 No participa en actos cotidianos (como el juego)
 No unen 2 palabras para hacer frases ni tienen su propia “jerga”.
 No comprende órdenes dobles
 Ausencia de juego simbólico (utilizar un plato como si fuera un volante, simbolizar situaciones de la vida diaria como dar de comer a sus muñecos…)
 Conductas ritualizadas, inflexibles, estereotipadas
 Rabietas frecuentes y desproporcionadas
 Utilización peculiar de juguetes (alinear, tirar…etc)

desarrollo psicomotor

Estos son algunos de los signos de alarma en el desarrollo psicomotor que podemos observar durante el  crecimiento de los niños. Debemos usar esta guía con cabeza y no alarmarnos innecesariamente ante la aparición de alguno de los signos de alarma descritos anteriormente. En el caso de que aparezcan, consulta con tu pediatra para que pueda valorarlo y decida la necesidad de consultar con el especialista y/o el inicio de atención temprana.

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