Conocidos también por marcas de nacimiento con forma de manchas de fresa, los hemangiomas infantiles son tumores benignos muy comunes durante la infancia. Aunque la mayor parte de ellos no revisten gravedad, el 20% requieren de tratamiento, pues pueden dar lugar a deformaciones o afectar a funciones vitales que perjudiquen el desarrollo del niño. En el blog de hoy te contamos más información acerca de ellos.
¿Qué son?
Un hemangioma infantil es un cúmulo de vasos sanguíneos que aparecen en la piel de los bebés y niños. Son considerados tumores benignos no cancerígenos que, en su mayoría, no requieren intervención médica pues acaban por desaparecer.
¿Cómo de frecuente son?
Afectan al 5-10% de los niños siendo considerados los tumores vasculares más frecuentes en la infancia. En el caso de los bebés prematuros con un peso inferior a 1200 gramos, la prevalencia aumenta hasta casi el 25%.
¿Cuándo aparecen? ¿Cómo evolucionan?
Son lesiones que no están presentes al nacimiento, aunque en algunos casos puede existir una lesión precursora, generalmente una pequeña mancha cutánea rosácea. Desde las primeras semanas de vida aumentan de tamaño con una fase de crecimiento rápido (fase proliferativa) durante los primeros 3-6 meses de vida seguida de una más lenta hasta el año de edad para posteriormente involucionar de forma lenta y progresiva durante años (fase involutiva).
Cada lesión crece con una velocidad diferente. La fase involutiva es mucho más lenta y puede tardar hasta 10 años (sin ningún tratamiento). La mayoría de los hemangiomas desaparece por completo, aproximadamente el 70% alcanza la involución completa a los 7 años.
Algunos no se retraen del todo y pueden tener tejido graso sobrante, decoloración de la piel o telangiectasia (pequeñísimos vasos sanguíneos dilatados en la piel).
Los hemangiomas infantiles son diferentes de los congénitos. Los hemangiomas congénitos alcanzan su crecimiento completo para el nacimiento y no aumentan de tamaño, como los infantiles.
¿Cuál es la causa de los hemangiomas?
Las causas del hemangioma infantil son todavía desconocidas. Ningún experto ha podido afirmar unos motivos concretos que provocan que proliferen por la piel. Sin embargo, sí se sabe que no están relacionados con fármacos o medicamentos consumidos durante el embarazo. Tampoco con exposiciones en el ambiente. También se ha descartado el componente genético.
¿Qué tipos de hemangiomas podemos encontrar?
Pueden ser cutáneos (localizados en la piel) o viscerales (localizados en algún órgano).
Los cutáneos se clasifican, según su localización, en superficiales, profundos o mixtos. Pueden ser de lesiones únicas y pequeñas situadas en una región concreta (focales), varias lesiones de pequeño tamaño (multifocales), o afectar una extensión amplia de la piel (segmentarios). La presencia de 5 o más hemangiomas cutáneos se relaciona directamente con la presencia de hemangiomas viscerales, sobre todo a nivel del hígado.
¿Qué aspecto tienen?
El hemangioma en recién nacido se percibe como una mancha roja brillante, con algo de relieve. Es por ello que algunas personas los conocen como manchas de fresa por su forma.
Según el tipo, podemos encontrar ciertas diferencias. Los hemangiomas superficiales serán de color rojo intenso más o menos sobreelevadas y los profundos son blandos, lisos en superficie y azulados. Los hemangiomas mixtos son una combinación de ambos, tanto en la superficie como por debajo de la piel.
¿Dónde se suelen localizar?
Por lo general, los hemangiomas infantiles suelen aparecer en el tercio superior del cuerpo. De hecho, un 60% se suelen localizar en la cara y cuello del niño (el conocido como hemangioma capilar infantil), el 25% en el tronco y solo el 15% surgirá en alguna de las extremidades.
¿Qué complicaciones pueden presentar?
Pueden desarrollar complicaciones como ulceración con dolor y sangrado local. En caso de localizarse cerca del ojo y dificultar su apertura pueden afectar al desarrollo visual y en caso de ocluir el conducto auditivo externo pueden producir sordera. Dependiendo del tamaño y la ubicación del hemangioma, podrían ocurrir otras complicaciones como distorsión de las características faciales. Los hemangiomas grandes y segmentarios (los menos frecuentes) pueden presentarse en asociación con otras anomalías estructurales y son un signo de alerta.
¿Cómo se diagnostican?
El diagnóstico es fundamentalmente clínico dada la evolución tan característica de estos tumores. En caso de duda, la ecografía Doppler o la resonancia magnética mostrarían una lesión vascular de alto flujo con predominio de estroma. En muy raras ocasiones puede estar indicada la realización de una biopsia cutánea
¿Cuál es su tratamiento?
Según el tipo y características del hemangioma se podrá optar por una actitud expectante o por tratamiento médico. Habrá que tener en cuenta dónde se encuentra el hemangioma y lo rápido que esté creciendo, si duele o forma costra, y el riesgo de que cause complicaciones.
Puede mantenerse una actitud expectante en pacientes asintomáticos con hemangiomas pequeños, alejados de zonas con posible daño funcional y con velocidad de crecimiento lenta.
Sin embargo, el tratamiento debe iniciarse de forma precoz en todos aquellos casos que impliquen amenaza para la vida o que pongan en peligro la capacidad funcional de órganos vecinos o en hemangiomas ulcerados. También requerirán tratamiento en particular los del rostro o los que son muy grandes, para evitar que interfieran con las funciones corporales o que causen cicatrices permanentes.
Tras la involución completa, pueden dejar algún tipo de lesión residual: piel redundante, decolorada, telangiectasias (arañas vasculares) y tejido graso. El resultado final depende del tamaño alcanzado por el hemangioma infantil durante su fase proliferativa, de su profundidad y de la presencia de ulceración por lo que en aquellos hemangiomas que se localizan en zonas visibles es preferible iniciar el tratamiento en sus fases más precoces.
Actualmente, el propranolol es considerado el tratamiento de elección. Se administra por boca durante 6 meses o hasta que se completa la fase proliferativa. Puede provocar hipoglucemia e hipotensión, normalmente leves. Una alternativa es el tratamiento tópico con timolol que es efectivo sólo en hemangiomas superficiales y en menor grado que el propranolol. Los cirujanos pediátricos que tratan a estos niños, reservan la cirugía para casos muy seleccionados. Por otro lado, la terapia con láser se usa para tratar hemangiomas ulcerados y telangiectasias superficiales de la piel residuales, no siendo eficaz este tratamiento para detener el crecimiento del hemangioma.
En cualquier caso, recuerda siempre acudir a tu pediatra que pueda evaluar a tu hijo y recetar el mejor tratamiento.
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