El sueño en la infancia es fundamental para el buen desarrollo de los niños. Un mal descanso puede repercutir en su estado de ánimo, volviéndolos más irritables, además de afectar a su actividad cerebral, alterando la memoria, el lenguaje, la capacidad de concentración pudiendo provocar problemas de conducta o fracaso escolar.Así mismo, dormir menos horas de las que se necesitan de forma crónica puede alterar la velocidad de crecimiento de los niños, así como otras alteraciones como dolores de cabeza frecuentes o depresión. Por lo tanto, debemos ser conscientes de la importancia del sueño en la infancia y cómo influye en el desarrollo de los niños, y estar atentos a los problemas del sueño que puedan padecer nuestros hijos ya que suelen ser bastante comunes.

¿Cuántas horas deben dormir los niños?

No todos los niños necesitan dormir lo mismo, el sueño en la infancia no es el mismo para todos los menores. Depende de muchos factores, pero es importante tener en cuenta que no se recomienda que ningún niño menor de 9 años duerma menos de 8-10 horas. La American Academy of Sleep Medicine, AASM (La Academia Estadounidense de la Medicina del Sueño) brinda pautas útiles sobre el tiempo que los niños necesitan para dormir en las diferentes etapas de su desarrollo. De manera aproximada:

El sueño en la infancia

  • Bebes de 4-12meses: 12 a 16h (incluyendo siestas)
  • Niños pequeños (1-2 años): 11-14h (incluyendo siestas)
  • En Prescolar (3-5 años): 10-13h (si hace siestas incluidas)

 

  • En la escuela primaria (6-12 años): 9-12h
  • Adolescentes (13-18 años): 8-10h

¿Qué podemos hacer para mejorar el sueño en la infancia?

Para evitar que situaciones de no querer irse a la cama vayan a más, existen una serie de recomendaciones que podemos hacer en casa para que el niño se acueste pronto y descanse todo lo necesario:

  • Lo primero de todo, dormir suficiente debe ser una prioridad de la familia: dormir las horas recomendadas es parte de vivir un estilo de vida sano, así como comer bien y hacer ejercicio con regularidad.
  • Fija una hora para irse a la cama. Habrá que instaurar una hora en función de la edad y las horas que se recomiendan dormir. La hora de acostarse debe ser más o menos siempre la misma, así el cuerpo se acostumbra a una rutina diaria. El fin de semana o en el verano podemos variarla un poco, pero se recomienda que no se modifique mucho. No debería haber más de una hora de diferencia entre unos días y otros.

El sueño en la infanciaCrea una rutina diaria antes de irse a dormir e intenta que todos los días sea igual. Por ejemplo, puede ser baño, cena y cuento. La clave es que sean actividades que inviten al relax y les tranquilice. Así mismo, se recomienda que durante el resto del día también sigan una rutina: misma hora de despertarse, de las comidas, juego, etc.

  • Mantén al niño activo durante el día, pero evita programar demasiadas actividades. Es recomendable que los niños tengan una variedad de actividades interesantes durante el día, incluyendo la actividad física y el aire libre, pero evita que sean excesivas. Además de las tareas, muchos niños hoy en día tienen programadas actividades para después del colegio (por ejemplo: juegos/partidos, clases, citas, etc.). Si son muchas o muy tardías, puede traerle dificultades para poder dormir bien durante la noche. Es necesario un cierto tiempo para relajarse.
  • En cuanto al ejercicio físico, por un lado, es bueno que el niño se acueste cuando esté cansado, pero la actividad física intensa en las últimas horas del día dificulta el sueño. Por lo tanto, es bueno que durante el día realice actividades físicas como correr, jugar al aire libre o saltar. Pero dos horas antes el niño debe ir preparándose para el momento de irse a dormir.
  • Cuidado con la alimentación. Esta también influye en la calidad del sueño. No conviene tomar bebidas con cafeína después del mediodía y evitar el exceso de azúcar o comidas pesadas al final del día.
  • Evita las pantallas antes de irse a la cama. El uso de tabletas y ver dibujos en la televisión en las últimas horas del día no es apropiado, ya que influye en el sueño en la infancia. Apaga todas las pantallas por lo menos 1 hora antes de dormir. Por el contrario, leer o escuchar un cuento los prepara para dormir y contribuye a su relajación. Además, se recomienda no tener televisores, computadores, teléfonos y tabletas en la habitación de los niños, especialmente en la noche.
  • Crea un ambiente agradable, seguro y favorecedor para el sueño. Baje la intensidad de las luces antes de ir a dormir y controle la temperatura de la habitación. Si el niño es pequeño, asegúrate de que la cama cuenta con protección para evitar caídas. No llene la cama del niño con juguetes. Una o dos cosas —una muñeca favorita, un oso de peluche — son buenas opciones para disminuir la ansiedad de separación.

El sueño en la infancia

  • Enseña al niño a dormir. Dormir requiereun aprendizaje, que no consiste en dejarles llorar desconsoladamente ni acostarse con ellos para que estén tranquilos. Se deben fomentar las conductas que inciten a los niños a dormir solos. Calmándoles cuando no estén relajados, pero saliendo de la habitación antes de que concilien el sueño para que no se acostumbren a dormir en presencia de los padres.
  • No se debe utilizar el momento de irse a dormir como un castigo. El niño debe asociar dormir a un acto placentero. Para ello es conveniente que el niño pase tiempo durante el día en su habitación y que esta tenga un ambiente relajado, con luz indirecta por la noche y con una cama confortable.
  • Tened en cuenta que en la adolescencia suele producirse un cambio de su ritmo circadiano de sueño, con un retraso de fase fisiológico de hasta 2 horas de inicio de la hora de sueño, es decir, les cuesta más dormirse temprano y levantarse temprano, por ello será fundamental seguir también en esta etapa las recomendaciones dichas y seguir una rutina diaria.
  • Y, por último, aprenda a identificar si su hijo presenta problemas del sueño. Los más comunes son: dificultad para conciliar el sueño, despertarse durante la noche, roncar, resistirse para ir a dormir, el síndrome de apnea del sueño, respiración ruidosa y pesada mientras duermen, así como pesadillas o terrones nocturnos. Si su hijo presenta alguno de estos trastornos habla con tu pediatra para discutir las opciones de cómo mejorar el sueño en la infancia.

Y para terminar… algunos mitos sobre el sueño:

El sueño en la infancia

Mito nº1: Los bebés nunca duermen toda la noche sin despertarse.

Realidad: como los adultos, los niños pueden despertarse varias veces a lo largo de la noche. Sea por las tomas, o bien porque se sienten mal en momentos puntuales. Pero a partir de los seis meses un bebé puede llegar a dormir de forma continuada sin despertarse o saber dormirse de forma autónoma en los micro despertares.

Mito nº2: Los padres deben esperar a que el niño esté dormido antes de ponerlo en la cama.

Realidad: Los niños se deben poner en la cama cuando tienen sueño, pero todavía despiertos. Así se facilita la asociación de la hora del sueño con la cuna o cama. Crearemos independencia con el fin de que nuestro peque tenga buena higiene del sueño.

Mito nº3: Los niños duermen mal durante la noche si toman siestas.

Realidad: En los más peques, siestas y sueño nocturno son ambos necesarios e independientes el uno del otro. Los niños que toman su siesta son, por lo general, menos irritables y duermen mejor durante la noche. A pesar de las diferencias entre cada uno de los niños, después de los seis meses de edad, siestas de entre media hora y hora y media de duración son previsibles y generalmente van desapareciendo entre los dos y los cinco años de edad. No obstante, no hay que forzar a echar siestas. Éstas, así mismo, no deben realizarse a partir de las 17h y si el niño por la noche no es capaz de dormirse, puede ser recomendable acortar éstas.

Mito nº4: Algunos niños no duermen bien nunca.

Realidad: Si se tienen dificultades para conseguir que el niño tenga un sueño continuo y/o reparador, será necesario consultar con su pediatra para que se establezcan las medidas necesarias. Pero a priori, todos los niños pueden conseguir dormir bien.

El sueño en la infancia

Mito nº5: Si el niño se acuesta tarde, se quedará dormido antes y dormirá mejor.

Realidad: No es cierto. Es recomendable acostar a los niños a una hora razonable, mucho antes de que lo hagan los padres y, si se detectan signos de somnolencia (bostezos, irritabilidad), es necesario adelantar la hora de ir a la cama unos 20-30 minutos.

Mito nº6: Dejar ver la tele al niño un rato antes de dormir puede ayudarle a relajarse.

Realidad: Se debe ir con cuidado con esta costumbre ya que se recomienda que se haga de forma muy razonable, poco tiempo y no más allá de las 21 horas. Y, sobre todo, con un contenido adecuado a la edad del menor.

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